El estudio se ha realizado analizando los planes de adaptación al cambio climático de 15 ciudades y Guadalajara no sale bien parada
Las olas de calor son cada vez más frecuentes y más largas y la previsión es que esas olas de calor se dupliquen, incuso los días cálidos son cada vez más habituales por ello es necesario que las ciudades tengan cada vez más árboles y más zonas verdes que ayuden a sobrellevar esas situaciones.
El grupo Greenpeace ha realizado un estudio para conocer como están preparadas las ciudades de España en caso de calor extremo, un estudio que se ha realizado en 15 localidades entre las que se encuentra Guadalajara. Junto a nuestra ciudad se ha estudiado la situación de Barcelona, Bilbao, Cáceres, Córdoba, Madrid, Murcia, Palma, Pamplona, Sevilla, Tarragona, Valencia, Valladolid, Vigo y Zaragoza. Un estudio que busca analizar el impacto de las olas de calor en la salud sobre todo de los colectivos más vulnerables. Los ecologistas alertan del aumento de las olas de calor y recuerdan que es necesario hacer planes que mitiguen esos impactos. La conclusión general del estudio es que no hay ninguna ciudad que tenga planes adecuados para el calor extremo pero entre las analizadas Guadalajara, seguida de y Vigo, son las que cuentan con peores planes, mientras que Barcelona y Zaragoza son las que cuentan con mejores iniciativas.
Guadalajara, un ejemplo a no seguir
Según la valoración de este grupo ecologista, Guadalajara es “la peor de las quince ciudades analizadas”. Señala esta organización que la Estrategia de adaptación al cambio climático (2018-2030) de Guadalajara “es un ejemplo a no seguir” ya que se olvida de las medidas imprescindibles para que la ciudad sea un refugio y proporcione bienestar en los momentos de calor extremo. También denuncian que el plan de la ciudad carece de objetivos medibles que puedan verificar si las medidas proyectadas han sido exitosas o no.
En el caso concreto de Guadalajara, Greenpace pone en evidencia la falta de refugios climáticos, la ausencia de un mapa de islas de calor urbanas y la no existencia de un plan de vulnerabilidad que contemple los aspectos socioeconómicos que permitan mejorar la adaptación de la ciudad. En su valoración hacen referencia a la “ausencia casi total de medidas de infraestructuras verdes”, asegurando que en dicho plan solo se habla de la creación de huertos urbanos. A pesar de ello también destaca una nota positiva: está previsto el incremento de arbolado y la regeneración de espacios naturales para que absorban CO2.
Sobre el número de zonas verdes, algo de lo que Guadalajara, lleva años presumiendo el informe de Greenpeace señala que la ciudad “se encuentra por encima del límite mínimo de los índices de vegetación y de espacios verdes recomendado por la OMS. Cerca del 54% de su población no tiene acceso a los espacios verdes recomendados, aunque solo el 37% no tiene acceso al porcentaje vegetación recomendado, lo que indica que hay cobertura vegetal bien repartida aunque no en el número suficiente de espacios verdes”.
¿Cómo solucionarlo?
Entre las medidas generales que se proponen desde Greenpeace para mejorar esta situación en todos los casos analizados se encuentra renaturalizar las ciudades (que incluye tener un espacio verde a 300 metros de su casa); habilitar una red de refugios climáticos cercanos y gratuitos donde descansar e hidratarse; desarrollar planes de sombra para hacer desplazamientos confortables para ir al colegio o al trabajo y poner en marcha medidas sociales que protejan a las personas, sobre todo, a los más vulnerables.