El Cristo, a la Ermita tras la aparición del agua al final del recorrido
Silencio por las calles de la localidad. Foto: Hermandad.
Finalmente la lluvia dio una tregua en la noche del Viernes Santo y la Procesión del Silencio pudo celebrarse en Azuqueca de Henares. Respeto, solemnidad y recogimiento acompañaron a las imágenes del Cristo y la Virgen de la Soledad por las calles azudenses desde la iglesia de la Santa Cruz.
Tradicionalmente Cristo crucificado queda en la parroquia de San Miguel, mientras que María Madre fue llevada por la procesión hasta su santuario de la Ermita. Sin embargo, en esta ocasión, debido a que la lluvia volvía a hacer acto de aparición, se decidió dejar las dos imágenes en la Ermita, un hecho realmente histórico en la Semana Santa azudense.
Gran participación en la procesión. Foto: Hermandad.
La marcha comenzó después del acompañamiento a la Virgen y el Sermón de la Soledad. Aunque amenazada por la lluvia, que obligó a suspender esta manifestación en otras localidades, finalmente las imágenes y los vecinos azudenses pudieron realizar un recorrido que tiene un profundo significado en la Semana Santa. Y es que esta procesión tiene por objeto manifestar el duelo por la muerte de Jesucristo.
Precisamente ese silencio, que representa el dolor y el luto, es el que permite meditar sobre el sacrificio de Cristo mientras se camina tras las imágenes. Nunca como antes ha tenido tanto sentido esa expresión que habla de “un silencio atronador”. En esta ocasión el silencio, solo roto por la música de la Banda Municipal, fue un clamor de fe en la noche del Viernes Santo en Azuqueca.