Ya son muchas las personas que conocen los peligros de pasear por zonas cercanas a Majaelrayo, a consecuencia de la jauría de mastines que acompañan al rebaño de ovejas y cabras. Se trata de un rebaño que se mueve libremente por cualquier zona, bien sea camino, carretera o monte y que se lo puedes encontrar en cualquier momento. El rebaño va acompañado de más de cinco mastines que no dudan en salir rápidamente y con agresividad a por usted, aunque esté lejos. Nunca hemos visto pastor alguno y están sin cercados fijos, sin vallados portátiles y sin pastores eléctricos. Esta es la situación que sufrimos desde hace tiempo en Majaelrayo -donde tenemos una casa- ante la cual nadie toma medidas, empezando por el ayuntamiento.
El lunes 15 enero, día lluvioso en Majaelrayo, salí a disfrutar sola de un paseo por la carretera de Cantalojas y terminé, a consecuencia de la persecución de los mastines, en una ambulancia que me llevaba urgentemente al Hospital Provincial de Guadalajara, donde estuve ingresada cuatro días en cardiología. Eso y otras cosas similares le pueden pasar a cualquiera que quiera pasear por el campo en Majaelrayo y sus alrededores. No soy la primera víctima de la jauría de mastines y si el ayuntamiento no hace nada para remediarlo, tampoco seré la última.
Cuando en mi paseo divisé el rebaño me di la vuelta, pero los mastines ya me habían visto y salieron en jauría ladrando rápidamente tras de mí. Corrí pensando que me daría tiempo a llegar al pueblo y ponerme a salvo, pero cuando me di cuenta ya estaban demasiado cerca. Me salí de la carretera en un espacio donde habían dejado un coche. Traté de subirme al techo del coche para refugiarme pero resbalaba a causa de la lluvia y no lo conseguí. Me tiré entre unas jaras y los mastines seguían allí. Tuve que llamar a mi marido por teléfono para que viniera a recatarme. Los mastines rodearon su coche y maniobrando pudo deshacerse de ellos y por fin me subí al coche.
En ese momento sentí un fuerte dolor en el pecho, que se irradiaba al brazo izquierdo, y dificultad para respirar. Mi marido me llevó al centro médico de Tamajón donde me atendió la médica y la enfermera. Llamaron a la ambulancia y fui trasladada al Hospital Provincial de Guadalajara donde me atendieron en urgencias y me dejaron ingresada en cardiología, en la zona de críticos, a la espera de hacerme al día siguiente un cateterismo o un TAC coronario. El ingreso duró cuatro días.
El dueño del rebaño, Alberto Chamorro Berzal, no vive en el pueblo. Afirma que tiene un pastor al que nunca hemos visto. Sin embargo sí hemos visto cómo sus mastines impedían el paso de un ciclista en la carretera, o de varios senderistas en pleno campo. También hemos visto cómo sus cabras y ovejas se han comido nuestras plantas y arbustos, saltando la valla de nuestra parcela y tirando las piedras de la misma. Incluso hemos tenido a sus mastines dentro de nuestro espacio. Nunca el pastor estaba al cuidado. En varias ocasiones hemos hablado con el dueño del rebaño y en ninguna de ellas ha servido para nada.
Castilla-La Mancha concede ayudas de 350€ por mastín y año hasta un límite de 1750€ por persona beneficiaria (Orden 43/23 de 3 de marzo y Resolución de 30/03/23) a las que se suman las ayudas para cercados fijos o arreglo de los ya existentes, vallados portátiles y pastores eléctricos. Proteger al ganado está muy bien, pero tiene que ser compatible con la protección de las personas. Y es posible. Basta con vigilar que el pastor acompaña al ganado, o rebaño y mastines están cercados, o se pongan vallados portátiles o pastores eléctricos… En fin, basta con tener voluntad de atajar este problemas que ya viene de años.
El turismo de la zona también se ve afectado por este motivo. Basta con mirar en redes sociales los comentarios de senderistas, ciclistas y familias que has sufrido la persecución de los mastines sueltos en Majaelrayo y las numerosas llamadas realizadas al 112, así como quejas al ayuntamiento.
Hemos puesto todos estos hechos en conocimiento del Ayuntamiento, aunque nos consta que ya es sabedor de los mismos por nuestras reiteradas quejas, solicitando que ponga en marcha las actuaciones y medidas necesarias para evitarlos. Los vecinos nos encontramos en una fuerte situación de desprotección ante los mismos y nuestros intentos de solucionarlos con el dueño del ganado han sido reiterados y siempre improductivos. Por lo tanto, entendemos que corresponde al ayuntamiento poner fin a la esta situación.
Desgraciadamente tengo que terminar como empecé: Si quiere pasear por el campo y disfrutar de la naturaleza, no vaya a Majaelrayo. Espere a que el ayuntamiento se tome en serio el tema de los mastines sueltos en cualquier camino, carretera o monte. Lo siento.
Paloma Gavilán