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“Guadalajara es una ciudad pequeña, pero tiene mucho encanto literario”

El novelista alcarreño Diego Bris Cabrerizo suele ambientar sus obras en la ciudad, aunque sin nombrarla

Bris1Diego Bris, vecino de Cabanillas del Campo. Foto: GUdiario.es

Aún conserva aquellos estadillos de contable con tapas negras repujadas. Se los traía su padre del trabajo y allí, en aquellas páginas con olor a oficina, comenzó a garabatear sus primeros escritos. Continuó después, en Salesianos, ganando los concursos literarios a los que se presentaba. Y así, enredado siempre entre palabras, Diego Bris Cabrerizo se ha hecho un hueco en el panorama literario nacional. Ha publicado ya cuatro novelas, una más verá pronto la luz y está cerca de poner el punto final a una nueva.

Conversamos con él en Cabanillas del Campo, donde reside.

-Hablábamos de sus comienzos en la literatura.                     

 -En mis primeros años de colegio tuve la suerte de encontrar un profesor, José Antonio Cantarero, que me inculcó el amor por la literatura. De hecho, le llamé para que me acompañara en la presentación de mi primera obra, “Metropolitano”, en la Biblioteca de Guadalajara. Luego también conocí también a dos o tres profesores más que siempre me han ayudado. Desde pequeñito he estado escribiendo, presentándome a certámenes, también escribía textos para las bodas de mis amigos y, cuando estudiaba la carrera, refundamos el periódico de la Escuela de Caminos. Allá donde pudiera sacaba la vena…

-Usted se formó en el campo del relato breve y el cuento, ¿comenzar por ahí y terminar en la novela es un camino lógico y natural?       

-Con 15 años, cuando empiezas a escribir, no tienes necesidad de hacer novelas, sino relatos breves, pero llega un momento en que esto se queda corto. La novela es como un cuadro, que te permite ir dándole capas a un boceto inicial.

-Hablemos de sus obras. En la última publicada, “Lejos no es un lugar”, el protagonista es el dolor. Usted recrea un mundo en el que las desgracias parecen ocurrir siempre lejos, ¿tendemos a alejarnos del dolor para protegernos?    

 - Esa es la moraleja de la obra. Aunque no se menciona, la novela está ubicada en la ciudad de Guadalajara; es un sitio cercano a mí, un lugar que conozco. Lo hice así para poder utilizar personajes cotidianos, para que mujeres y hombres que nos solemos encontrarnos pudieran experimentar situaciones de dolor que, normalmente, vemos a distancia en la televisión, cosas que suceden en otros países… guerras, matanzas, desastres naturales; yo no pretendía reflejar esa situación exactamente, pero sí el dolor que producen situaciones de ese tipo. El nombre de “Lejos no es un lugar” se debe a que cuando ocurren las cosas demasiado lejos no nos referimos a un lugar físico, es una lejanía es sentimental, tendemos a apartamos de ese dolor. Vemos la hambruna en África y ya no nos conmueve, mentalmente hacemos un ejercicio de pensar que sucede lejos y que, aquí, no podría darse. Escribo historias de gente de aquí, con la que nos podríamos cruzar y no sabríamos que están sufriendo.

LejosÚltima obra publicada por Diego Bris. Foto: Amazon.-Es ya casi una costumbre el querer alejar ese dolor.
-La globalización tiene un lado positivo, que nos permite absorber información muy distinta de lugares diversos.

Antiguamente el mundo era tu aldea, como mucho hasta donde pudieras llegar a caballo; ahora tu universo es el mundo global y, al ver y contemplar tanto, creo que nos hemos acostumbrado a asimilarlo como si te estuvieras tomando una cerveza o si te pincharas en un dedo. Para mí la idea, la intención era esa, despertarnos de ese aletargamiento.

Universo Guadalajara

-En esta novela prosigue la línea de tratar temas “acercándolos” a su entorno. En “Metropolitano” habla de la construcción del metro de Madrid a través de dos mineros de Hiendelaencina y, en “La Vaca”, se adivina muy bien el mundo de la construcción en la provincia.

-Una vez escuché a García Márquez que reprobaba a muchos escritores por ubicar sus novelas realistas en lugares y situaciones que les eran totalmente ajenos; decía que, al final, uno tenía que escribir de lo que conocía. Yo intento aplicarme eso. Conozco Guadalajara y España y, aunque ubico y me documento sobre otros lugares y épocas, siempre parto de lo que conozco. Guadalajara tiene la ventaja de ser una ciudad pequeña y, de hecho, en una novela que estoy escribiendo ahora, yo la llamo la “Pequeña Ciudad”, igual que la Vetusta de Clarín. Este tamaño reducido, literariamente, tiene sus ventajas. Por ejemplo, en mi última obra “Lejos no es un lugar”, el dolor se quedaría como difuminado si lo situara en ciudades como Nueva York, pero en un sitio en el que todos nos conocemos eso es muy distinto.

-Al final esa Guadalajara puede ser un universo reducido, un microcosmos que represente a España entera.

-A pesar de ser pequeña, literariamente te da mucho juego. Lo que no me gusta es nombrarla. Quiero que la gente que sea de aquí reconozca lugares como el Sotillo, pero, al mismo tiempo, pretendo que los lectores de otros lugares, sientan que están hablando de una ciudad que pudiera ser perfectamente la suya, reducida de tamaño, pero con encanto literario.

-Su formación como ingeniero se ve en obras como “Metropolitano” o “Solo los hombres entierran”, sobre la construcción del Canal de Panamá. En este sentido, no se si ahí le ha hecho falta proceso de documentación.

-Al revés, me ha hecho mucha, mucha falta. Prácticamente he dedicado el mismo o más tiempo a esa fase que a la de escritura. Llevaba muchos años queriendo hacer una trilogía sobre grandes obras públicas que a la gente le pudieran atraer, por toda la intrahistoria que conllevan; sin embargo, no las conocía tan profundamente. Los métodos constructivos, las organizaciones políticas, las tramas alrededor de la construcción de aquella época… todo eso lo he tenido que documentar. Lo que reflejas en una novela de este tipo es, aproximadamente, un 20% de todo lo que te has documentado. En este sentido estas novelas son más agotadoras, pero tienen esa parte satisfactoria.

HombresHistoria sobre el Canal de Panamá, de Diego Bris. Foto: Amazón.

Vivir de escribir

-¿Hay un boom de autores de Guadalajara o es general en toda España?
-Creo que es general, pero esto tiene una parte buena y otra mala. Hay que hacer autocrítica, hay personas sin la base necesaria. Escribir es algo que puede hacer cualquiera, solo hace falta papel y lápiz, pero el tener una historia en la cabeza no es lo único necesario. Me he encontrado a gente que quería escribir un libro y decía que no había leído en su vida y eso no puede ser. Hay un boom porque es relativamente sencillo, y está bien que la gente pueda expresarse, pero está sobredimensionado y eso, al final, se paga.

-Cuesta dedicarse profesionalmente a la literatura.

-El mundo literario es muy duro, pueden pasar meses, incluso años, sin recibir noticias de un manuscrito que has enviado, ya ni siquiera el famoso acuse de recibo de antes. Cuesta mucho que una editorial reciba la novela y la lea, si la lee. Con los premios literarios pasa igual, se escribe muchísimo y no todo es de calidad. Es un mundo despiadado.

-Pero Diego Bris ya tiene un nombre…

-Bueno, creo que sí; voy poco a poco dando pasos. Desde hace más de un año ya tengo una agencia literaria potente que me respalda. Espero que ese paso me sirva, por lo menos, para que las cosas sean más sencillas. No aspiro a que me lo publiquen todo, pero, por lo menos, sí a que me lo lean.

Bris2Diego está pendiente de publicar otra nueva novela. Foto: GUdiario.-Seguro que tiene nuevos proyectos en cartera.

-En realidad se me han juntado dos. Hace dos años terminé una novela que, por distintos problemas, se ha quedado “rodando”. El año pasado se pusieron en contacto conmigo y ya está a la espera de ser publicada. En ese periodo estoy terminando otra. La que está a la espera de publicación se titula “También mañana” y tiene, a mi juicio, dos valores.

Está basada en una historia real, la de una tía abuela de mi mujer, que fue miembro de la resistencia francesa durante la II Guerra Mundial y nos transmitió la historia de forma oral. Habla de un episodio en el que participaron muchos españoles.

-La última tardará más, supongo...

-La otra la estoy terminando y el título que, en principio tengo pensado es “Jabón y seda”. Es una “novela negra española”, como yo la llamo. Transcurre en el tardofranquismo, años 70 y llega unos meses en 2003-2004. Gira en torno a la corrupción política en este país, que no viene de ahora, sino que está enraizada en nuestra esencia.

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