Desde el Ayuntamiento hasta el parque de La Ermita
Reparto de espigas en el parque de La Ermita. Foto: GUdiario.
Lo recoge Cecilio García, Ceci, en su obra “Raíces de un pueblo”. “El 15 de mayo un organillo recorría las calles sobre un carro poniendo la música mientras, detrás, los mozos y mozas bailaban y festejaban. El pasacalles finalizaba en los campos de trigo, donde los chicos cortaban ramos verdes para dárselos a su pretendida” Así se celebraba antiguamente la Fiesta de la Espiga, una fecha muy señalada en el calendario de Azuqueca.
La tradición ha llegado hasta nuestros días, aunque, eso sí, con ciertas variaciones. Este miércoles, festividad de San Isidro, las espigas han vuelto a ser las protagonistas de una celebración con la que Azuqueca vuelve a recordar sus orígenes agrícolas. Acompañada de música de dulzainas y del inconfundible sonido de la muchedumbre, la comitiva ha iniciado su recorrido en la plaza de La Constitución.
Mucho público durante el recorrido. Foto: GUdiario.
Durante el camino hasta el parque de La Ermita se han realizado distintas paradas, en las que se han repartido 600 litros de mosto y 5.200 bollos. Hace algunas décadas, volvemos al libro “Raíces de un pueblo”, “se recorrían las calles con charanga y cabezudos y en el carro, junto con el organillo, se transportaba un barril con limonada que se iba escanciando a todo aquel que se acercaba”
Naranjo y Leona
Se han portado como unos campeones. Han llevado su carga durante todo el recorrido y se han dejado acariciar, pacientemente, por todos aquellos, pequeños más que nada, que se acercaban a tocarlos. Naranjo y Leona son un mulo y una mula, ya veteranos en esta Fiesta de la Espiga. Su dueño, Goyo, calcula que llevará unos veinte años trayendo a sus animales a la celebración. Uno ha transportado las espigas y la otra ha tirado de un pequeño carrito con la bebida.
Los animales, foco de atención de los pequeños. Foto: GUdiario.
Los animales han sido, sin duda, un punto de atención en estas calles urbanas de Azuqueca. El mosto, la música y los bollos han completado la fiesta. La última parada ha sido en la Plaza de San Miguel. Las mujeres, caracterizadas de labradoras, han repartido los bollos entre el personal. Casi no daba tiempo “¡¡Si quieres hacernos una foto con las cestas llenas no tardes, que se vacían rápido!!”
Se repartieron más de 5.000 bollos. Fotos: GUdiario.
El parque de la Ermita ha sido el final del recorrido. Al fondo, la Casa de Extremadura preparaba ya las migas, pero antes, lo primero es lo primero. Este 15 de mayo, en Azuqueca, la espiga desplaza a la rosa como símbolo de amor. El Ceci los explica en su libro “Antiguamente, durante este baile, un mozo solo tenía el derecho a bailar y ofrecer la espiga a una determinada moza si, con anterioridad, le había “echado el Mayo”
El alcalde azudense, Miguel Óscar Aparicio, se afanaba en repartir espigas a los presentes. Hace años él era, precisamente, uno de los niños que corría y jugueteaba detrás del carro, al son de la música. “Recuerdo esta fiesta como un momento muy divertido, uno de los más bonitos del año. Iba con mis padres y mis abuelos y, cuando era el momento de coger las espigas, siempre cogía una para dársela a mis seres queridos”
Miguel Óscar Aparicio participó en la Fiesta. Foto: GUdiario.
Pasado, presente y futuro de una costumbre. Durante el recorrido, un joven cuidaba de un grupo de pequeños que caminaban detrás de las mulas, del mosto y los bollos. Alguien le saludó y su respuesta no fue, sino, la constatación de que la historia, la de la Fiesta de la Espiga, tiene mucho futuro. “Ya ves, aquí, mostrándoles la tradición a los niños” Pues eso, que siga la fiesta.